Curiosidades de la construcción

     La Casa consta de seis salones, dos salitas, ocho habitaciones, once cuartos de baño, seis bodegas...

 

     Construída con tapial, técnica muy antigua consistente en construir muros con arcilla mediante un "pisón", empleando un encofrado deslizante para contenerla.  En el proceso, se van colocando dos maderas paralelas, entre las que se echa la arcilla hasta una altura de 10 ó 15 centímetros y se compacta mediante apisonado.  Luego se corre el encofrado a otra posición para seguir con el muro.  La tierra se seca al sol y una vez completado los muros los huecos de puertas y ventanas se abren a cincel.

 

     Se han usado, hasta ahora, mil quinientos metros de cable.  Contamos 254 vigas de madera.  Tiene diez balcones, catorce ventanas.  En breve seguiremos describiendo otras curiosidades como:  Número de puertas. Puerta que hubo en la salita de la música abierta a lo que ahora es otra vivienda.  Marcas de un incendio que hubo saliendo el humo de las ventanas del granero.  Ladrillo con la marca del ceramista que hizo los suelos.  Fresco con el emblema dominico.  Número de bodegas y tinos (La Cripta, La Honda, El Cura, Primicia, Imagen, de Pepe, y "La Zona Prohibida").

     Las puertas y ventanas, exteriores e interiores, se mantienen con el color original, conseguido con una mezcla de cera de abejas, betún de Judea y aceite de linaza.  La cera procede de los panales instalados en la Sierra de la Virgen, obsequio de Teodoro y Ramos, apicultores que también nos ofrecen una miel que sin duda contribuye a la longevidad de las gentes que por aquí vivimos.

 

     Se conserva el suelo original en la mayoría de La Casa, solo en alguna estancia fue sustituído por suelo hidráulico.  Como curiosidad sabemos que el brillo que lucían las losetas originales se conseguía fregándolas con "agua de sangre", desconozco la composición pero imagino que era sangre diluída en agua y con eso restregaban las losetas.

 

     De los kilos de pintura usados no tenemos ni idea, pero han sido muchos, muchos;  Emilio puede dar fe de ello en la tienda de las pinturas de Calatayud.

 

     Para un urbanita la adquisición de esta casa es una enciclopedia, por ejemplo ¿sabíais que las vigas de olmo ceden con más facilidad que las de pino, pero al contrario que éstas, se comban pero no fracturan? pues yo tampoco lo sabía, y es que en el patio de entrada hay vigas visiblemente curvadas que sin embargo no ofrecen peligro, son de olmo combadas por el peso de la cocina que se construyó en el salón principal de La Casa, aumentando considerablemente el peso que debían soportar.  De haber sido vigas de pino con mucha probabilidad ya hubiesen fracturado viniéndose abajo la estancia de arriba.

 

     Y quizá también pueda resultar curioso cómo se llegó a tener esta casa.  Todo se debió a una serie de azares, uno tras otro, que llevó a adquirirla con vistas a ir arreglándola poco a poco hasta conseguir una casa-residencia para dar cabida a un grupo de amigos que nos trasladaríamos aquí en la jubilación en un régimen de pseudo comuna hippie trasnochada, pues se pensaba que entre todos, juntando las pensiones podríamos pagar con holgura a personal que nos atendiera en lo que nos quedara de vida.  Y uno planifica su vida pero la Vida tiene sus propios planes para uno, y poco a poco la restauración se convirtió en pasión y la voluntad de un cambio de vida aceleró la venida a esta Casa, uno a uno llegamos tres, ahora quedamos dos y decidimos crear la Fundación Casa de los Alcaínes, con vocación de ser un referente cultural que difunda los tesoros que existen, y siguen desconocidos, en la comarca.